Entre el arrullo del viento y el velo de la noche
alumbra la luna plena.
Horas que pasan
veloces y un reloj de arena,
una pared de lienzos y unas plumas quietas,
designio de la vida cuando el río habla
y las voces se apagan.
El amor no entiende de tedio, si así fuera
es que una nube lo opaca, allí,
en el río
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