sábado, 4 de febrero de 2012

Petirrojo



Célica mañana de invierno con su traje
blanco.
Abrigada hasta el alma fui hasta el coche
ternura y pena sentí pues yacía en el suelo
un pájaro helado,
cuidadosa lo aparte para respetar su descanso,
pensé en esas personas que llueva o nieva
no tienen un tejado.
De regreso a mi hogar abrí la puerta
de frío temblando
cual fue mi sorpresa pues no entre sola
un pajarillo entro volando,
un petirrojo, igual que el que yacía inerte
y aparté para su tranquilo descanso,
perpleja me quedé observándolo,
conseguí alcanzarlo y entre mis manos
calor le fui dando.

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